La vida está llena de posibilidades que nos lleva a constantemente tener que tomar decisiones. Cada acto pide una decisión, desde qué ropa me pongo hoy, a qué trayecto sigo para llegar al trabajo, a si sigo o no esta relación, o a qué quiero ser de mayor.
Tomar decisiones es difícil, así que evitamos decidir y muchas veces caemos en rutinas: comemos lo mismo, nos vestimos igual, seguimos el mismo trayecto. Muchas veces tomamos decisiones a partir de lo que la gente espera de nosotros o como una continuación del pasado.

Normalmente reaccionamos al hecho de decidir. Encontramos personas que evitan tomar decisiones, o que dudan todo el tiempo, o que sufren al tomar una decisión, o que se aburren cuando tienen que decidir y hacen lo primero que sea.

¿Por qué es tan difícil? Tomar decisiones es un acto lleno de poder que nos lleva a algo nuevo; incluso si es una pequeña decisión –qué tomo para desayunar- me puede llevar a una experiencia desconocida. Cada decisión entraña miedo y me exige estar despierto y atento.

Este taller tiene como objetivo aprender a parar el sufrimiento –ansiedad, pereza, duda, etc.- que rodea a nuestras decisiones y tener la experiencia del poder de tomar una decisión.